sábado, 16 de enero de 2010

Ensayando con una hipotética extrapolación del canon de la SGAE.

Lunes por la tarde. Acabo de volver de la oficina. Entre el madrugón de hoy y los excesos del fin de semana descubro que en la cocina no queda nada comestible, exceptuando la grasilla adherida a la campana extractora. El desagradable sabor de la susodicha me sugiere que quizá deba bajar al "súper" a hacer la compra semanal. Actúo en consecuencia. A la entrada un amable gorila ataviado con ropas de la marca PROSEGUR me indica que para adentrarme en el recinto debo abonar una tarifa de 3 euros a modo de canon, por si se me ocurre robar una vez dentro del establecimiento. Trato de razonar con el simio pero me responde rascándose el trasero y señalándose la porra y su arma reglamentaria. Acepto a regañadientes puesto que la alternativa es la grasilla de la campana envuelta en papel de cocina. Una vez dentro me llevo sin pagar unas cervezas, una botella de Eristoff y algo de embutido.

Martes. Día del espectador en el cine del barrio. Llamo a algunos amigos y quedamos para ver la última de ese director americano tan afamado con ese actor tan cachas y que tan bien pega las hostias. Como todos nuestros móviles son "último-modelo" y llevan cámara y esas cosas, nos clavan una comisión de 2 euros. Indignados preguntamos por qué. Nos responden que es por si se nos ocurre grabar y distribuir de manera no legal la película entera o escenas de la misma. Esa misma noche todos colgamos la película de marras en un servidor del eMule.

Miércoles. Mi jefe, otro simio de dimensiones dantescas, me encarga un marrón. Debo estar en Valencia antes de mediodía para nosequé asunto importantísimo. Me prestan un coche de empresa. Enfilo Conde de Casal y me planto en la Nacional Tres. A los pocos km. me encuentro con la garita del peaje. Son 3 euros con 40 céntimos. Más otro euro adicional por si se me ocurre pasar de 120 km/h. Empiezo a hartarme de tanta mierda, mi cabreo va en aumento y una de las venas de mi frente se hincha hasta parecer el rotulador de un bingo. Pago, acelero y en un momento estoy circulando a 200. Madrid-Valencia en tiempo récord: 2 horas 12 minutos.

He tenido que hacer noche en Valencia. Es jueves. Me dirijo a la recepción para pagar la estancia en el hotel. Total: 45 euros más un recargo del 10% en concepto de canon. En ese momento me arrepiento de haber sisado el jabón, el champú y el albornoz... También debería haber arramplado con las toallas! Y ya puestos con las pilas del mando de la tele. Cojo el coche con el rostro totalmente enrojecido. No logro batir mi récord anterior. Valencia-Madrid en 2 horas y 17 minutos.

Viernes, fin de mes. Toca cobrar. Me dan la nómina. Todo normal... hasta que descubro que me han retenido un 2% de mi salario en concepto de canon. Pego un par de gritos y hablo con mi superior. Pregunto que qué jugarreta es ésta. Me responden que es por si hago un uso ilegal del material de oficina. Queda una hora de trabajo: la dedico a mirar el marca.com (oh dios mío, Ronaldo se ha roto una uña!), elmundo.es (oh dios mío, ZP confiesa ser hijo de Lucifer!), elpais.es (oh dios mío, Rajoy descubre que su niña en realidad era inventada!) y mi facebook. En la bolsa del tupper meto 7 bolígrafos, una tarrina de DVDs que está casi entera y una memoria USB. Me contengo a duras penas...

Llamo a mis colegas, nos vamos de bares. Me toca conducir a mí. Vamos al FlashDance a pegarnos unos bailes y a codearnos con las altas esferas de la sociedad, a saber: chonis que declaran ser "ex-" de Paquirrín, unos rumanos muy flipados que se creen los amos de la pista y perdonavidas de 18 años recién cumplidos en busca de chonis y/o broncas con centroeuropeos. Me acerco a la barra y pido una Coca-Cola. Son 3 euros, más 20 céntimos por si se me ocurre rellenarme el vaso con alguna botella que me haya traído de casa. Me entra un "tick" nervioso. Intento razonar con el camarero pero éste se muestra inflexible. Entro en cólera...

Sábado por la mañana. Mi abogado paga la fianza y quedo en libertad. Me quedo en casa lo que queda de "finde". Lo hemos decidido al 50% yo y un tipo llamado B. Garzón o algo así. Disfruto de las cervezas, del vodka, de la peli del martes... Me pongo un albornoz cuya inscripción es "Hotel Meliá Valencia" y me tranquilizo. Me bajo del eMule el último disco de nosequién y los nosecuántos. No me gustan, solamente lo hago por joder. Total, la multa ya la he pagado: En la mensualidad del ADSL, en el disco duro en el que meto las descargas, en los CDs en los que grabo cualquier cosa, aunque no sea música proveniente de internet... Reviso el correo: hay una multa de tráfico; un radar me ha cazado a 189 km/h en el km. 215 de la Nacional Tres. Quemo la carta. Total: ya he pagado la multa, no?

domingo, 10 de enero de 2010

Una de Ctrl+C, Ctrl+V

No tenía intención de hacerlo, pero creo que en esta ocasión merece la pena. Vaya por delante que os deseo lo mejor en este 2010 a todos: amigos, conocidos y "unas" varias. Lo que procedo a copiar-pegar a continuación me parece tan brutal, tan acertado y tan bien escrito y explicado que lo único que puedo hacer es descubrirme, aplaudir y difundirlo. Es un artículo de Javier Moltó en km77.com. Dejo el link aquí.

Tengo una ferretería pequeña y no le pago los tornillos a mi proveedor. Le debo 100.000 Euros. Me denuncia ante el juzgado y quizá dentro de dos años se produzca el juicio, se sigan los procedimientos y me embarguen los bienes.

Un amigo mío tiene una web y pone enlaces de descargas de música. La SGAE lo denuncia ante la Comisión de Propiedad Intelectual (perteneciente al Ministerio de Cultura) que instruye el caso y lo presenta ante el juez, al que la ley impone un plazo de cuatro días para resolver el cierre de la web.

El gobierno aduce, para tratar de forma diferente los dos casos, que la música pertenece a “Propiedad Intelectual” y que los tornillos pertenecen a “Propiedad Patrimonial“. La diferencia entre las dos propiedades es diáfana, a jucio del gobierrno: “La propiedad intelectual” es un Derecho Fundamental y cualquier otra Propiedad Patrimonial no.

Muchos juristas ya han publicado desde ayer (cuando el gobierno aprobó el proyecto de Ley) que la Propiedad Intelectual no es Derecho Fundamental y que por tanto esta ley (si se aprueba la redacción actual) será rechazada por el Tribunal Constitucional.

Hay dos cosas que me inquietan de este proyecto de ley aprobado por el gobierno, aparte de la inseguridad jurídica que crea.

1) ¿Por qué los “creadores” tienen más capacidad de presión ante el gobierno que los fabricantes de tornillos o de cualquier otro tipo de bien con el que se comercia?

2) ¿Qué motivos pueden mover a un gobierno a hacer el ridículo de forma estrepitosa y a un Ministro de Justicia decir que la Propiedad Intelectual es un derecho fundamental y ponerla a otro nivel que el resto de propiedades?

Las propiedades se compran y venden con dinero. Los Euros que se utilizan para pagar los derechos de autor tienen exactamente el mismo valor que los Euros que se utilizan para pagar tornillos. ¿Pretenden los “creadores” que sean más fundamentales los euros que perciben ellos que los euros que percibimos los demás? ¿O es el gobierno el que lo pretende?

Algunos “creadores” quizá no puedan vivir de su “creación” en los próximos años. Quizá haya muchas personas que no estén dispuestas a pagar para verlas o escucharlas. Tendrán que buscarse otro modo de ganar dinero.

Yo, que hago unas argollas divinas con el humo del tabaco, siempre he considerado que la gente debería pagar por verlas. Voy a acudir a la Comisión de Propiedad Intelectual para que obliguen a cerrar los ojos a todos aquellos que me rodean cuando fumo. Lo malo es que mis argollas no duran cuatro días. La resolución tendrá que tomarse en décimas de segundo. De lo contrario mis Derechos Fundamentales se verán conculcados.

Sencillamente... Bravo!