jueves, 2 de julio de 2009

Caosterdam

Finalmente la amenaza que planeaba sobre las (rubias) cabezas de las holandesas se hicieron efectivas. Dos ejemplares de la ganadería Ardoz salieron al ruedo dispuestos a merendarse la ciudad. Y bien que se la merendaron... eso sí, después de pagar el agua a 3 € el medio litro y los menús todos muy por encima de los 15 por cabeza.

Es lo que tiene Centroeuropa: que el nivel de vida está muy por encima del nuestro. Así que había que buscarse (y bien) la vida para no dejarse un dineral en cosas tan básicas como, por ejemplo, ir al servicio. Porque, sí amigos, en algunos sitios cobran hasta por ir al baño. Parece una coña pero es real.

Antes de retomar el tema de las mujeres holandesas destaquemos cosas varias de Amsterdam:

- Lo más importante: no es imprescindible utilizar los pasos de cebra para pasar de un lado al otro de la calle. De hecho casi nadie los usa. Y aunque lo utilizases da lo mismo, puedes morir atropellado igualmente. Se ha de mirar mil veces antes de cruzar y a todas direcciones. Hay dos maneras fundamentales de morir en un cruce: atropellado por el tranvía o atropellado por una legión de bicicletas. Personalmente prefiero la primera, la segunda parece una muerte más lenta y, sobre todo, humillante.

- La bici es la reina indiscutible del tráfico. Allí con la bici pasa como aquí con los conductores de Mercedes y BMW: las normas de tráfico no se hicieron para ellos. Hay aparcamientos de bicis al estilo de los aparcamientos de coches en España. ¡Y se petan! Si en Amsterdam un ciclista te hace una jugarreta en un cruce te jodes, maldices para dentro y ya. Si eso mismo ocurre en Madrid, falta poco para que, después de una pitada de media hora, el conductor del coche "puteado" salga dando voces al pobre ciclista con cara de Vlad el Empalador. Bueno, qué tontería digo yo; usar la bici por Madrid... si eso es casi imposible!

- No existen los atascos, salvo a las afueras y si acaso. Como he dicho, la bici es la reina. Y además el sistema de tranvías es excelente: prácticamente puedes ir de punto a punto neurálgico de la ciudad en una sola línea, sin tener que tirar de transbordos. Si a esto le añadimos que no hay casi zonas de aparcamiento ni plazas de garaje en los bloques de viviendas nos da como resultado una ciudad como dios manda: limpia, sin atascos ni contaminación, donde ir con la bici a donde te salga de... es una gozada.

- Por poner un "pero": el Metro. El próximo que vuelva a quejarse de que la línea 6 de Madrid es una mierda y que los trenes son viejos que viaje en las líneas 53 y 54 de allí y que opine. (Nota: a pesar de la numeración tan elevada solamente hay 4 líneas de Metro en Amsterdam: 50, 51, 53 y 54. ¿Por qué esa numeración? ¿Y dónde se han dejado la 52?). Pero tampoco parece una falta grave por lo explicado más arriba.

- Lo más jugoso: la arquitectura de la ciudad. Sencillamente acojonante. Si usted es un apasionado de la arquitectura del Gótico en adelante, no se puede perder esta ciudad. No es una ciudad de monumentos (salvo las mujeres), pero sí de gozar con el estilo arquitectónico tan característico de la Europa Central del siglo XVII en adelante. Eso sí: abundan las iglesias con estilos que, si no son góticos, a mí me lo parecen. Nunca fui demasiado bueno en eso del Arte. Es especialmente llamativo el hecho de que algunas viviendas parecen construidas como torcidas. Da la sensación de que se van a derrumbar inmediatamente.

- Coffee shops, puticlubs, barrios gays... Una mentalidad muy abierta y moderna que contrasta fuertemente con el gran número de iglesias, casi todas protestantes (protestarán por el precio de las putas o del hachís, digo yo...), que existen en la ciudad. Lo máximo de este contraste se da paseando por la plaza de la Iglesia Vieja cuando justo enfrente de dicha Iglesia te encuentras sí o sí mujeres "de moral distraída" reclamándote detrás de los portales, proxenetas y coffee-shops a cascoporro. Hablamos del Barrio Rojo, of course. (Nota: son protestantes, lo que significa que las catedrales por dentro no tienen apenas decoración. Y aún así te clavan por entrar 7 €, lo que a simple vista es... dejémoslo en abusivo).

- El idioma: allí el oficial es el "neerlandés". Me gusta definirlo como "el idioma que hablaría un alemán si tuviera una zapatilla metida en la boca mientras habla". Sencillamente infernal. Por eso el 99% de la población habla inglés con un nivel alto o muy alto. De hecho prácticamente nadie se dirigía a nosotros en neerlandés. También es verdad que llevábamos escrita en la cara la palabra "TURISTAS".

- Y para acabar: las mujeres. Tanta bici se nota en esas piernacas tan... Y además deben alimentarse muy bien, porque casi todas miden de 1'75 para arriba. Abundan, cómo no, las rubias de ojazos claros, aunque se nota que han tenido colonias en medio mundo porque la mezcla de razas es hasta admirable. Y son muy simpáticas y abiertas (lo de abiertas va sin segundas... bueno, o con ellas). Solamente el hecho de pedirles que nos hagan una foto o nos ayuden con un vídeo para nuestra amiga Laura les pone una sonrisa en la boca y colaboran encantadas. Y lo pasan bomba. Y lo pasamos bomba con ellas. ¡Ay omá qué ricas las holandesasss...!

En fin, no os vayais de este mundo sin pasar unos días en Amsterdam. De lo contrario os arrepentireis. Sí, es un caos, con las bicis, los tranvías, los taxistas saltándose medianas para cambiar de sentido, los de las furgonetas adelantando por el carril del tranvía... Pero me encanta.

I amsterdam.

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